Las cosas sencillas
- Laura
- 29 may 2011
- 3 Min. de lectura
Antes que nada, pido una disculpa por no postear la semana pasada, pero en mi cabeza sólo cabía un pensamiento:
PUMAS CAMPEÓN
Y bueno, como supuse que no a todo mundo le iba a gustar leer un post entero dedicado a la alegría que tuve en mi alma y al regocijo de mi ser, opté por esperar a que pasara el furor y me llegará la inspiración sobre otra cosa.
Pero irónicamente, fue de este mismo tema de donde me vino la idea para mi post. Y es que, al igual que mucha gente, el domingo pasado, mientras experimentaba el nervio de ver a mis Pumas jugar la final y después la felicidad de que ganaran, escribí tuits y posts en Facebook llenos de emoción, que lamentablemente no fueron tan bien recibidos por algunas personas del respetable.
No faltó quien opinó que estaba de flojera que la gente se emocionara por un partido de futbol. También hubo comentarios acerca de lo ridículo que es que, aunque haya tres mil desgracias en el mundo, hubiera personas que le dedicáramos nuestra atención a este juego. Los que dicen que la liga mexicana es un bodrio (y no digo que no lo sea), y que festejar que un equipo fuera campeón de la misma era un horror.
Pues mi humilde opinión es la siguiente: ¡me vale!
Obviamente en el mundo pasan cosas horribles, ¿quién no lo sabe? En nuestro propio país reina el caos. Sólo hace falta prender la tele o ver las redes para enterarse de las tragedias que hay por todo el planeta y que a veces llevan a pensar que, neta, este rollo sí se acaba en 2012.
Ya había comentado antes que tengo una compulsión por la información. TENGO que saber lo que está pasando, en todos lados, todo el tiempo. Así que a mí nadie me cuenta ni me viene a platicar.
Y es por esto mismo, por lo consciente que estoy de lo que pasa en el mundo, que me da gusto que todavía me alegren las cosas sencillas, pequeñas, banales, que pasan en la vida. Como por ejemplo, que al equipo al que apoyo desde que nací, desde que tengo memoria, desde que mi papá me llevaba al estadio y aprendí a gritar un goya, gane la final. Aunque la liga sea una caca, es mi equipo y es campeón, carambas.
Me emocionan mucho las flores bonitas y ver un colibrí volar en esta ciudad llena de contaminación y de trampas mortales para estos pajaritos. Disfruto cambiar la estación en el radio y cachar una canción que me guste desde el comienzo. Literalmente he aplaudido en el coche cuando eso pasa. Amo llegar a mi casa y que Figo me salude y se tire de panza y me besuqué la cara. Me hace olvidar el tráfico y las cosas feas que pudieron haber pasado durante el día.
Me encanta ese primer trago que le das a una Coca helada y que hace que hasta los ojos lloren. Y ni hablar de entrarle a ese postre para el que guardé un huequito en la comida. Y, ¿saben qué? Si de pura casualidad me toca ver un arcoiris, puedo hasta llorar.
Así que, si en medio de todo lo malo que pasa, de las tragedias, las broncas, la rutina, se me da la gana llenar mi TL o mi wall de Facebook con comentarios de alegría por mis Pumas, estoy en mi derecho.
Si les agrada, lo compartiremos. Si no, considero que hay que aprender a ser más ligeros, ignorar lo que no les interese o simplemente darle block a los comentarios.
Las pequeñas cosas son importantes, ¡hay que estar atentos!
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