Soy esposa de un emprendedor
- Laura
- 31 ago 2017
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 nov 2023
Sobre emprendimiento y emprendedores hay mil cosas escritas. Hay manuales, biografías, casos de éxito y fracaso. Hay un millón de metodologías que se pueden seguir para arrancar eso que es un sueño en la mente de los empresarios en potencia. Pero nunca he visto un texto sobre nosotros, los compañeros de los emprendedores. Las parejas que atestiguamos la aventura de arrancar un negocio y que la vivimos como un sistema de soporte.
No es fácil, pero es emocionante. También da miedo. A veces te desesperas pero también te llenas de orgullo. Aprendes muchas lecciones, conoces a tu pareja y, si son fuertes juntos, sentirán que ese negocio es como otro bebé de la familia.
Como esposa de un emprendedor he aprendido que hay altas y bajas. Los disparos de adrenalina son fuertes para los empresarios, pero también para ti que estás al lado. Hay picos eufóricos cuando se cierran los primeros clientes, cuando abren oficinas, cuando cae un proyecto increíble.
Y luego hay bajadas (inevitables) cuando el cliente ni era tan bueno, o debes recortar la oficina o el proyecto increíble se vuelve un Frankenstein del que ya mejor hay que deshacerse. Y de todo quedan lecciones.
He aprendido a ser un apoyo, a escuchar lo que pasa y mantenerme centrada y dar opiniones cuando son necesarias o cuando creo que colaboran con la situación. Yo sé que el esposo trae mil cosas en la cabeza, de nada sirve rellenarlo con mil opiniones más.
Trato de ser mesurada porque, como ya hemos hablado, soy de mecha corta y a veces me ganan las pasiones y exploto. O al contrario, juro que esta es la montaña que nos faltaba conquistar para ser los próximos Bill y Melinda Gates y pues, no es así. Intento constantemente ser objetiva, escuchar lo que me cuenta y dar opiniones imparciales.
Cuando el esposo me planteó su salida del mundo corporativo y su entrada al emprendimiento yo vi todo muy brillante. Supuse que tendría más horas esposo en la casa, menos viajes de trabajo, más vacaciones… ERROR.
Sí tuve más horas esposo en la casa, pero todas trabajando. Días y días, fines de semana incluidos, 24/7 pegado a la máquina sacando trabajo mientras yo rondaba por la casa haciendo de todo, incluyendo opinar del nuevo logo, de la presentación para el pitch o del formato de la tarjeta de presentación.
Los horarios son un tema cuando tienes pareja emprendedora porque, con conocimiento de causa puedo decir, que tu significant other será un ente presente, pero su mente estará resolviendo problemas, creando cosas, cerrando clientes, armando presentaciones, pensando en la facturación y otro sin fin de tareas que conlleva tener un negocio propio.
A veces vas a sentir que hablaste con la pared porque ya dijiste cosas que tienes que repetir varias veces. Sé paciente. Trata de entender, como yo lo intento, que los emprendedores traen la cabeza llena de temas, entre ellos el bienestar de las familias de sus empleados, situación que también depende del éxito del negocio.
Pero siempre hay lados buenos. Uno es que puedes volverte súper independiente. Yo he aprendido que tengo la capacidad de resolver mil situaciones sola, sin necesidad de ayuda, porque opto por no saturar al esposo que anda al tope.
No quiere decir que él no ayude ya para nada o que no le importe lo que pasa alrededor. Quiere decir que selecciono bien las actividades que puedo hacer sola y para las que necesito su participación o ayuda. Somos un equipo, no un muégano y eso jamás me ha quedado tan claro como en estos años de emprendimiento.
Otra lección: hay que aguantar vara con la frustración. La propia y la ajena. Emprender es una carrera de resistencia, es un maratón, y seguramente no todo saldrá al primer intento. Habrá días tristes. Habrá malos humores. Habrá corajes. Es muy complicado lidiar con la frustración de ver ideas o proyectos ir y venir. Así es esto. Ojalá hubiera una receta para el triunfo garantizado, pero no la hay.
Como dije, hay que resistir porque la pareja emprendedora necesita sentir que hay un puerto seguro después de los problemas, y ese puerto seguro eres tú. Apóyense en su relación, en el amor. Háblale, cuando estén listos, de todo lo bueno que hubo en ese proyecto y de las oportunidades que ves. Construye, no destruyas. Hazle sentir que dentro de él o ella está todo el potencial y anímale a encontrar lo que falte para que el próximo paso sea el bueno.
Lo que más me quedo de estos años de acompañar a un emprendedor es un orgullo enorme. Han sido años difíciles y divertidos, de retos, de altibajos, de horarios matados.
El esposo sabe, porque se lo he dicho, que verlo convertir sueños e ideas en realidades, atestiguar cómo va alcanzando sus metas y compartir la vida con él, viéndolo convertirse en el hombre y empresario que es hoy, hace que todos los sacrificios valgan la pena. Todo ha construido la familia que hoy somos.
Mi amor: estoy muy orgullosa de ti. Gracias por tu entrega y tu pasión. ¡Te amamos al infinito!
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